El arte de guerra ruso: cómo Occidente llevó a Ucrania a la derrota. Parte II.

Un resumen del  libro The Russian Art of War: How the West Led Ukraine to Defeat, del coronel Jacques Baud, 2024. Parte II y final.

Los objetivos y la estrategia de Rusia

El 23 de febrero de 2023, el “experto” militar suizo Alexandre Vautravers comentó sobre los objetivos de Rusia en Ucrania:

“El objetivo de la Operación Militar Especial era decapitar el gobierno político y militar ucraniano en el espacio de diez días o , tal vez dos semanas. Luego, después de una serie de fracasos, los rusos cambiaron su plan, por lo que cambian sus objetivos y sus orientaciones estratégicas”.

El problema es que nuestros propios “expertos” definen los objetivos de Rusia según lo que imaginan, para luego poder decir que no los ha alcanzado. Entonces. Volvamos a los hechos.

El 24 de febrero de 2022, Rusia lanzó su “Operación Militar Especial” (SMO) en Ucrania “con poca antelación”. En su discurso televisado, Vladimir Putin explicó que su objetivo estratégico era proteger a la población de Donbass. Este objetivo se puede dividir en dos partes:

  • “desmilitarizar” las fuerzas armadas ucranianas reagrupadas en el Donbass en preparación para la ofensiva contra la RPD y la RPL; y
  • “desnazificar” (es decir, “neutralizar”) a las milicias paramilitares ultranacionalistas y neonazis en la zona de Mariupol.

La formulación elegida por Vladimir Putin ha sido muy mal analizada en Occidente. Se inspira en la Declaración de Potsdam de 1945, que preveía el desarrollo de la derrotada Alemania según cuatro principios: desmilitarización, desnazificación, democratización y descentralización.

Los rusos entienden la guerra desde una perspectiva clausewitziana: la guerra es la realización de la política por otros medios. Esto significa que buscan transformar los éxitos operacionales en éxitos estratégicos y los éxitos militares en objetivos políticos. Mientras que la desmilitarización evocada por Putin está claramente vinculada a la amenaza militar a las poblaciones del Donbass, porque el ejército ucraniano debía aplicar inmediatamente el decreto del 24 de marzo de 2021, firmado por Zelensky.

Pero este objetivo esconde un segundo: la neutralización de Ucrania como futuro miembro de la OTAN. Esto es lo que entendió Zelensky cuando propuso una resolución al conflicto en marzo de 2022. 

Al principio, su propuesta fue apoyada por los países occidentales, probablemente porque en ese momento creían que Rusia había fracasado en su intento de apoderarse de Ucrania y que no podría sostener su esfuerzo bélico debido a las sanciones masivas que se le impusieron. Sin embargo, a pesar de este idea en la reunión de la OTAN del 24 de marzo de 2022, los aliados decidieron no apoyar la propuesta de Zelensky.

El 27 de marzo Zelensky cambió públicamente su propuesta y el 28 de marzo, Vladimir Putin alivió la presión sobre la capital y retiró sus tropas de la zona. La propuesta de Zelensky sirvió de base para el Comunicado de Estambul del 29 de marzo de 2022, un acuerdo de alto el fuego como preludio a un acuerdo de paz. 

Fue este documento el que Vladimir Putin presentó en junio de 2023, cuando una delegación africana visitó Moscú. Fue la intervención de Boris Johnson la que llevó a Zelensky a retirar su propuesta, intercambiando la paz y las vidas de sus hombres por el apoyo de occidente “durante el tiempo que sea necesario”.

Esta versión de los hechos fue finalmente confirmada a principios de noviembre de 2023 por David Arakhamia, entonces jefe negociador para Ucrania196. Explicó que Rusia nunca tuvo la intención de apoderarse de Kiev.

En esencia, Rusia acordó retirarse a las fronteras del 23 de febrero de 2022, a cambio de un límite máximo de las Fuerzas Armadas ucranianas y el compromiso de no convertirse en miembro de la OTAN, junto con garantías de seguridad de ambos países….

Se pueden sacar dos conclusiones:

  • El objetivo de Rusia no era conquistar territorio. Si Occidente no hubiera intervenido para presionar a Zelensky para que retirara su oferta, Ucrania probablemente todavía tendría su ejército.
  • Si bien los rusos intervinieron para garantizar la seguridad y la protección de la población del Donbass, su SMO les permitió alcanzar un objetivo más amplio, que implica la seguridad de Rusia.

Esto significa que, aunque este objetivo no esté formulado, la desmilitarización de Ucrania podría abrir la puerta a su neutralización. Esto no es sorprendente ya que, en una entrevista con el canal ucraniano Apostrof’ el 18 de marzo de 2019, el asesor de Volodymyr Zelensky, Oleksei Arestovitch, explicó cínicamente que, con Ucrania en la OTAN, se crearán las condiciones para que Rusia ataque Ucrania y sea “derrotada definitivamente”.

El problema es que el análisis ucraniano y occidental se ve impulsado por sus propias narrativas. La convicción que Rusia perderá ha hecho que no se haya preparado ninguna contingencia alternativa. En septiembre de 2023, Occidente, empezando a observar el colapso de esta narrativa, intentó avanzar hacia una “congelación” del conflicto, sin tener en cuenta la opinión de los rusos, que ya dominaban sobre el terreno.

Al principio, Rusia habría estado satisfecha con la propuesta de acuerdo hecha por Zelensky en marzo de 2022. Lo que Occidente quiere en septiembre de 2023 es simplemente una pausa hasta que estalle un conflicto aún más violento, una vez que las fuerzas ucranianas hayan sido rearmadas y reconstituidas.

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La Estrategia ucraniana

El objetivo estratégico de Volodymyr Zelensky y su equipo es unirse a la OTAN, como preludio a un futuro dentro de la UE, complementada por el respaldo de los Estados Unidos. 

El problema, del momento, es que las tensiones con Rusia, por Crimea, están provocando que los miembros de la OTAN pospongan la participación de Ucrania. En marzo de 2022, Zelensky reveló en CNN que esto es exactamente lo que le dijeron los estadounidenses.

Antes de llegar al poder en abril de 2019, el discurso de Volodymyr Zelensky se dividía entre dos políticas antagónicas: la reconciliación con Rusia prometida durante su campaña presidencial y su objetivo de ingresar en la OTAN. Pero, el sabe que estas dos políticas son mutuamente excluyentes, ya que Rusia no quiere ver a la OTAN y sus armas nucleares instaladas en Ucrania y quiere neutralidad o no alineación.

Es más, sabe que sus aliados ultranacionalistas se negarán a negociar con Rusia. Así lo confirmó el líder del Sector Derecho (Praviy Sektor) Dmitro Yarosh, quien abiertamente lo amenazó de muerte en los medios de comunicación ucranianos un mes después de su elección. Por lo tanto, Zelensky sabía desde el comienzo de la campaña electoral que no podría cumplir su promesa de reconciliación y que sólo quedaba una solución: la confrontación con Rusia.

Pero Ucrania no podía librar esta confrontación sola contra Rusia y necesitaba el apoyo material de Occidente. La estrategia ideada por Zelensky y su equipo fue revelada antes de su elección en marzo de 2019 por Oleksei Arestovitch, su asesor personal, en el medio ucraniano Apostrof’.

Arestovitch explicó que sería necesario un ataque de Rusia para provocar una movilización internacional que permitiera a Ucrania derrotar a Rusia de una vez por todas, con la ayuda de los países occidentales y la OTAN. Con asombrosa precisión, describió el curso del ataque ruso tal como se desarrollaría tres años después, entre febrero y marzo de 2022. No sólo explicó que este conflicto era inevitable para que Ucrania se uniera a la OTAN, sino que también situó esta confrontación en 2021-2022! … y describió las principales áreas de la ayuda occidental.El principal asesor de Zelensky dijo:

“En este conflicto, Occidente nos apoyará activamente con armas, equipo y asistencia militar. Habrán nuevas sanciones contra Rusia. Lo más probable es que se introduzca un contingente de la OTAN en Ucrania. Se establezca una zona de exclusión aérea, etc. En otras palabras, no perderemos la guerra, la ganaremos”.

Como podemos ver, esta estrategia tiene mucho en común con la descrita por la estadounidense Corporación RAND. De hecho, es difícil no verlo como una estrategia fuertemente inspirada en  Estados Unidos. En su entrevista, Arestovitch destacó cuatro elementos que se convertirían en los pilares de la estrategia ucraniana contra Rusia, y a los que Zelensky recurría periódicamente:

  • Ayuda internacional y suministros de armas.
  • Sanciones internacionales
  • Intervención de la OTAN
  • Creación de una zona de exclusión aérea.
  • Cabe señalar que Zelensky entiende estos cuatro pilares como promesas cuyo cumplimiento es esencial para el éxito de esta estrategia. En febrero de 2023, Oleksiy Danilov, secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania, declaró en The Kyiv Independent que el objetivo de Ucrania era la desintegración de Rusia.
  • La movilización de los países occidentales para suministrar armas pesadas a Ucrania parece dar sustancia a este objetivo, que es coherente con lo que Oleksiy Arestovich había declarado en marzo de 2019.

Unos meses más tarde, sin embargo, quedó claro que el equipo suministrado a Ucrania no era suficiente para garantizar el éxito de su contraofensiva, y Zelensky pidió equipo adicional y mejor adaptado. En este punto, había cierta irritación occidental ante estas repetidas demandas. El ex ministro de Defensa británico Ben Wallace declaró que los occidentales “no son Amazonas”. De hecho, Occidente no respetó sus compromisos.

Al contrario de lo que nos dicen nuestros medios de comunicación y pseudo expertos militares, desde febrero de 2022 ha quedado claro que Ucrania no puede derrotar a Rusia por sí sola. Como dijo Obama, “Rusia siempre podrá mantener su dominio en la escalada”. En otras palabras, Ucrania sólo podrá alcanzar sus objetivos con la participación de los países de la OTAN. 

Esto significa que su destino dependerá de la buena voluntad de los países occidentales. Por lo tanto, Occidente debe mantener una narrativa que aliente a continuar con la guerra. Esta narrativa se convertirá entonces en lo que llamamos, en términos estratégicos, su “centro de gravedad”.

A medida que pasaban los meses, el curso de las operaciones demostró que la perspectiva de una victoria ucraniana se hacía cada vez más remota,y Rusia, lejos de debilitarse, se hacía más fuerte, militar y económicamente. Incluso el general Christopher Cavoli, comandante supremo estadounidense en Europa (SACEUR), dijo a un comité del Congreso que “las capacidades aéreas, navales, espaciales, digitales y estratégicas de Rusia no han sufrido degradación durante esta guerra”.

Occidente, que espera un conflicto breve, ya no puede mantener el esfuerzo prometido a Ucrania. La cumbre de la OTAN en Vilna (11 y 12 de julio de 2023) terminó con un éxito parcial para Ucrania. Su membresía se pospone indefinidamente. Su situación es incluso peor que a principios de 2022, ya no hay justificación realista para su entrada en la OTAN.

Ucrania dirigió entonces su atención a un objetivo más concreto: recuperar la soberanía sobre todo su territorio de 1991.

Así, la noción ucraniana de “victoria” evolucionó rápidamente. La idea de un “colapso de Rusia” se desvaneció rápidamente, al igual que la de su desmembramiento. Se habló de un “cambio de régimen”, objetivo que Zelensky propuso al prohibir cualquier negociación mientras Vladimir Putin estuviera en el poder. 

Luego vino la reconquista de los territorios perdidos, gracias a la contraofensiva de 2023. Pero también aquí las esperanzas se desvanecieron rápidamente. El plan era simplemente dividir las fuerzas rusas en dos, con un avance hacia el Mar de Azov. Sin embargo, en septiembre de 2023, este objetivo se había reducido a la liberación de tres ciudades.

A falta de éxitos concretos, la narrativa sigue siendo el único elemento que Ucrania puede esgrimir para mantener la voluntad de Occidente de apoyarla. Al respecto, Ben Wallace, exministro de Defensa, dijo en The Telegraph el 1 de octubre de 2023: “En este caso el bien más preciado es la esperanza”. 

Tenía razón Wallace, pero la evaluación occidental de la situación debe basarse en análisis realistas del adversario. Sin embargo, desde el comienzo de la crisis ucraniana, los análisis occidentales se han basado en prejuicios.

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La noción de victoria

Rusia opera dentro de un marco de pensamiento clausewitziano, en el que los éxitos operativos se realizan con fines estratégicos. La estrategia operativa (“arte operativo”) juega, por tanto, un papel esencial en la definición de lo que se considera una victoria.

Como vimos durante la batalla de Bakhmut, los rusos se adaptaron perfectamente a la estrategia impuesta a Ucrania por Occidente, que prioriza la defensa de cada metro cuadrado. De este modo, los ucranianos le hicieron el juego a la estrategia de desgaste anunciada oficialmente por Rusia. 

Por el contrario, en Jarkov y Jersón, los rusos prefirieron ceder territorio a cambio de la vida de sus hombres. En el contexto de una guerra de desgaste, sacrificar potencial a cambio de territorio, como está haciendo Ucrania, es la peor estrategia de todas.

Por eso el general Zaluzhny, comandante de las fuerzas ucranianas, intentó oponerse a Zelensky y propuso retirar sus fuerzas de Bakhmut. Pero en Ucrania, es la narrativa occidental la que guía las decisiones militares. Zelensky prefirió seguir el camino que le marcaron nuestros medios de comunicación para conservar el apoyo de la opinión occidental. 

En noviembre de 2023, el general Zaluzhny tuvo que admitir abiertamente que esta decisión fue un error, porque prolongar la guerra sólo favorecería a Rusia.

El conflicto ucraniano es asimétrico aunque Occidente quiso convertirlo en un conflicto simétrico, proclamando que las capacidades de Ucrania podrían ser suficientes para derrotar a Rusia. Esto fue sin ninguna duda una ilusión desde el principio, y su único propósito era justificar el incumplimiento de los Acuerdos de Minsk. En la práctica los estrategas rusos lo han convertido en un conflicto asimétrico.

El problema de Ucrania es que no tiene una relación racional con la noción de victoria. En comparación, los palestinos, conscientes de su inferioridad cuantitativa, han adoptado una forma de pensar que da al simple acto de resistir una sensación de victoria. Ésta es la naturaleza asimétrica del conflicto que Israel nunca ha logrado comprender en 75 años, y que se ve reducido a superar mediante la superioridad táctica en lugar de la “delicadeza estratégica”. 

En Ucrania ocurre el mismo fenómeno. Al aferrarse a una noción de victoria vinculada a la recuperación de territorio, el régimen de Zelensky se ha encerrado en una lógica que sólo puede conducir a la derrota.

El 20 de noviembre de 2023, Oleksiy Danilov, secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, pintó un panorama sombrío a las perspectivas para 2024. Su discurso mostró que Ucrania no tenía ni un plan para salir del conflicto, ni un enfoque que asociara una sensación de victoria; se vio obligado a vincular la victoria de Ucrania con la de Occidente. En Occidente, sin embargo, el fin del conflicto en Ucrania se percibe cada vez más como una debacle militar, política, humana y económica.

En una situación asimétrica, cada protagonista es libre de definir sus propios criterios para la victoria y de elegir entre una variedad de criterios bajo su control. Por eso Egipto (1973), Hezbolá (2006), el Estado Islámico (2017), la resistencia palestina desde 1948 y Hamás en 2023 salen victoriosos, a pesar de pérdidas masivas. Esto parece extraño para ciertas mentes en Occidente, pero es lo que explica por qué los occidentales son incapaces de “ganar” realmente sus guerras

En Ucrania, los dirigentes políticos se han encerrado en una narrativa que impide una salida a la crisis sin perder la cara. La situación asimétrica que hoy perjudica a Ucrania surge de una narrativa que se ha confundido los deseos con la realidad y ha llevado a una respuesta que no se adapta bien a la naturaleza de la operación rusa.

Fuente original (en inglés): https://mronline.org/2024/01/05/the-russian-art-of-war-how-the-west-led-ukraine-to-defeat/

Fuente: https://observatoriocrisis.com/2024/01/07/el-arte-de-guerra-ruso-como-occidente-llevo-a-ucrania-a-la-derrota/

Fin de Parte II y final.

Pinche aquí para leer Parte I.

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